Historia del Caganer
HISTORIA DEL CAGANER
EL CAGANER
Introducción:
El caganer es una de las figuras más características y entrañables de la imaginería catalana popular navideña. La inserción de esta desinhibida y controvertida figura en el belén es un contrapunto que humaniza la representación del misterio de Navidad y hace de esta representación doméstica una maravillosa síntesis que armoniza su mensaje transcendente y sobrenatural con la realidad material y los condicionamientos biológicos de nuestro organismo. Figura que anualmente es objeto de una continua y creativa reinterpretación por parte de los artesanos que las modelan, el caganer es uno de los elementos que personalizan y dan identidad a nuestra imaginación navideña en medio de la profusa invasión de iconografía de tradición anglosajona que nos invade en estas fechas.
El pesebre:
El pesebre, representación plástica del misterio de Navidad, que en principio sólo se realizaba en las parroquias y conventos siguiendo el ejemplo que San Francisco de Asís que montó un belén viviente la Nochebuena del año 1223- , poco a poco se fue introduciendo en las casas particulares.
Los hogares aristocráticos del siglo XVIII fueron los primeros que construyeron grandes belenes monumentales, que visitaba numeroso público. Después la costumbre se extendió al pueblo, y su gran popularidad hace que hoy en día todavía sea uno de los elementos más vivos del belén catalán.
La lavandera, el pescador, los Reyes, el caganer y otros personajes, así como los animales domésticos, las casas de corcho y el río de papel de plata, colocados sobre unas porciones de musgo y corcho, nos traerán a un rincón del comedor la ilusión de un mundo feliz y un pedazo de naturaleza a casa.
El caganer:
Podemos definir al caganer como un elemento de la imaginería popular que representa un individuo, agachado y con las nalgas al descubierto, satisfaciendo sus necesidades fisiológicas al aire libre. La versión más conocida de este personaje es, sin duda, la genuina y singular figura que encontramos formando parte de nuestros belenes domésticos y que también recibe el nombre de cagón, hombre que caga u hombre que hace sus necesidades. Acompañado e veces de algún animal que olisquea curioso y colocado tradicionalmente debajo de un puente, detrás de un pajar o en otro sitio oculto ya que sería una falta de respeto que esta figura estuviese situada en un lugar del paisaje belenístico que fuese visible desde la cueva del Nacimiento o por los que van a adorar a Jesús-, es costumbre que cuando la chiquillería contempla el belén se le diga: ¿Donde está el caganer?, a fin de que se entretenga buscándolo.
Historia:
El caganer no aparece de una manera exclusiva en los belenes, sino que también se presenta en otras formas de la imaginaría popular. Durante los siglos XVI, XVII y XVIII, época de preponderancia de los gremios, lo encontramos con motivo de las llamados 2azulejos de oficios. Existen también romances del siglo XIX, en catalán y castellano, que glosan al personaje del caganer y las acciones biológicas que escenifica. Es posible que la incorporación del caganer al belén tuviese lugar durante el período del barroco al final del siglo XVIII- movimiento que se caracterizaba por el extremado realismo que vertió, sobre todo, en las naturalezas muertas y en las escenas costumbristas, todas ellas muy relacionadas con la descripción de la vida del pueblo. Fue entonces cuando las condiciones de trabajo y las escenas domésticas y al aire libre se tuvieron en cuenta como temática artística. De esta manera, se dignificaban aspectos de la realidad cotidiana que, hasta ese momento se habían menospreciado.
Dentro del impulso barroco y de acercamiento costumbrista a la realidad, el caganer alcanza todo su significado, crudo, irónico y escatológico a la vez, consecuente con la condición humana y con las servidumbres de su naturaleza. Se trata de una figura muy adecuada y totalmente identificada con el medio rural del que procede.
Tipologias:
La figura tradicional del caganer es un payés tocado de barretina. Suele llevar un cigarrillo en los labios o fumar una pipa mientras cumple su obligación natural, y algunas veces tiene en las manos un trozo de papel o un periódico abierto para amenizar la tarea con la lectura y emplearlo para la posterior limpieza. Por lo que hace referencia a la variante femenina de esta popular figura, es preciso decir que de unos treinta años a esta parte se fabrican también modelos de caganera. Su creador fue el artesano barcelonés Lluis Vidal, coincidiendo con la época de la aparición de las primeras minifaldas en la calle. A parte de estas tipologías, que son las más habituales, hay también modelos vestidos con la indumentaria hebrea.
Cada año, los artesanos pesebrísticos, como novedad, con motivo de un acontecimiento de actualidad o de una circunstancia concreta, o bien para satisfacer a los coleccionistas, crean modelos insólitos y especiales. Entre algunos de estos modelos singulares señalaremos los caganers futbolistas vestidos con la camiseta de los colores del Español o del Barça, el caganer olímpico que realizó el artesano Godia le Navidad de 1986, año de la nominación de Barcelona como ciudad olímpica, o también el caganer peregrino del Camino de Santiago creado el año 1999 por la ceramista Anna Mª Pla con motivo del Xacobeo de aquel año.
A semejanza de los gigantes y de las gigantas, existen figuras de caganers propias y alegóricas de distintos pueblos y villas, como por ejemplo los caganers de Ripoll, de Bagá, de Centelles, de Anglés, etc.
Area geográfica:
Aunque es Cataluña donde existe una más enraizada tradición y popularidad, el caganer del belén no es una figura exclusiva de Cataluña, ya que la encontramos también en los belenes de Murcia, Portugal, Nápoles, etc. donde son conocidos con los nombres de cagones, cagöes y cacone o pastore che caca.
Interpretaciones:
Pero, ¿Cual es el significado de la figura del caganer? ¿Porqué fue introducido en el belén y qué simboliza? Aunque el interrogante permanezca abierto y pendiente de resolver, ofrecemos seguidamente algunas interpretaciones y consideraciones que ha suscitado este controvertido personaje.
Figura obligada de los belenes ochocentistas, ya que la gente decía que con su deposición abonaba la tierra del belén, que se transformaba en fecunda y aseguraba el belén para el siguiente año y con él la salud y la tranquilidad de cuerpo y alma que son necesarias para hacer el belén, con el gozo y la alegría que comporta la Navidad cerca de la chimenea. Colocar esta figurilla en el belén traía suerte y alegría y no hacerlo comportaba desventura.
El caganer simboliza una indiferencia cósmica que contrasta con la motivación espiritual por el misterio más grande de la humanidad, el nacimiento del redentor.
El caganer se identifica con el carácter catalán, ya que, a pesar de los trascendentales acontecimientos que ocurren en aquellos momentos, el personaje no pierde el tiempo y se dedica a ahorrar en abonos.
La figura del caganer está relacionada con las grandes fiestas y comidas paganas con las que se celebraba el solsticio de invierno, y es la personificación de los excesos cometidos.
La acción del caganer es la resonancia orgánica del aturdimiento experimentado por uno de los pastores ante la aparición del Angel anunciador.
La figura del caganer realiza con su deposición una labor previa a la venida del Redentor a la tierra, purificándola de la chusma de los dioses paganos.
El caganer es la figura más popular del belén.
El caganer es la figura más establecida de la mitología popular catalana.
El caganer era el personaje más travieso y más inadaptado en el paisaje idílico del belén, era el otro, con todas las consecuencias y como otro era aceptado, en prueba de liberalidad, siempre que no pretendiese ocupar un primer plano. El caganer representaba el revientafiestas que todos llevamos dentro y por esa razón no ha de extrañar que fuese la figura preferida de los pequeños de la casa y, sobretodo, de los adolescentes y de los que ya empezaban al sentirse al margen de la celebración familiar.
"El caganer es una figura escondida y por lo general siempre buscada como anillo perdido entre la trascendencia y la contingencia. Sin el caganer no habría belén sino liturgia, no habría país real sino paisaje de maqueta.
"El caganer hace en el modelo microsocial del belén doméstico lo mismo que muchísimos catalanes: rendir culto a las cosas santas a la vez que gastan gran parte de su tiempo cagándose en ellas.
El caganer perece poner un contrapunto a tanta bisutería ornamental, a tanto azucaramiento emotivo, a tanta belleza postiza.
"La figura del caganer fumando en pipa es una imagen de gran serenidad, estado de ánimo muy necesario para afrontar los infortunios de la vida.
El caganer es, como tantas otras cosas que han sufrido el filtro de muchísimas generaciones, objeto de un culto: culto lúdico, estético y superficial que rendimos a todas las naderías que en el fondo nos apasionan.
"El caganer es un elemento de mal gusto, incompatible no sólo con los cánones de la religión, sino también con los de las bellas artes y el esteticismo.
La entrañable figura del caganer encarna la debilidad humana en el escenario sagrado del belén.
El caganer (o caganera), con su estado de estreñimiento, es decir, en estado de vulnerabilidad física y fusión con la naturaleza, tanto interna como externa, se reconcilia con todo el universo vivo, del que forma parte, rechazando aquello que al cuerpo ya no le sirve pero que la tierra puede aprovechar.
El caganer somos todos.
Compartir en redes sociales
Esta página ha sido visitada 274 veces.